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Conservando la sanidad

Carlos Ospinal

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INTRODUCCION:

 

Estamos en la segunda clase del Post-Retiro. La semana pasada vimos el tema habíamos visto el tema, venciendo las adversidades.

 

En esa oportunidad vimos que Dios no se opone a que hayan adversidades en nuestra vida.  Estas forman parte del plan que Dios tiene para nosotros y su propósito son enseñarnos a crecer y desarrollarnos como hijos de Dios.  Sin adversidades no aprenderíamos a ser vencedores, a sobreponernos, a luchar y ganar.  En medio de ellas la fe en Dios es fortalecida y somos impulsados a acercarnos más a Dios.

Vimos por la palabra en Dios no tienta a nadie (Santiago 1:13). El tentador es el diablo, pero muchas veces Dios permite que el diablo opere para nuestro propio bien. Porque en medio de las pruebas nuestra fe es fortalecida. Y tenemos la promesa del Señor que El no nos dejará ser tentados mas de lo que podamos resistir (1ª Corintios 10:13).

Vimos que en medio de las pruebas Dios no esta probando la santidad sino la fe. Y que al pasar exitosamente la prueba, Dios nos da como premio la corona de vida (Santiago 1:12).

También vimos que las adversidades llegan en el campo de la mente y del cuerpo, de diferentes formas:

 

  • En enfermedades:                 1ª Pedro 2.24, Jeremías 33.6

  • Problemas financieros:           Filipenses 4:19, 3ª Juan 2

  • Ataques del diablo:                1ª Pedro 5:8-9

  • Temor o miedo:                     Proverbios 29:25, 1ª Juan 4:18

  • Temor de fallarle a Dios:        Judas 24, Isaías 43:2

  • Reconciliación familiar:           Mateo 18:32-35, Malaquías  4.6

  • Temor de no estar en la verdad:     Juan 17:17, Juan 14:6

  • Tentación:                            Romanos 8:37, Santiago 1.12-15

  • Indecisión:                            Salmo 32:8-9, Romanos 8.14

 

Y que externamente a nosotros mismos, la mayor oposición la vamos a encontrar con la gente a nuestro alrededor:

 

  1. Oposición de la familia

  2. Ofensas o persecuciones por ser cristiano

  3. Mal testimonio de otros cristianos 

  4. Culpa por haber pecado 

  5. La religiosidad 

Pero ante todo eso tenemos las promesas de Dios que dice en:

 

Isaías 43:2:

2 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y cuando pases por los ríos, no te inundarán. Cuando andes por el fuego, no te quemarás ni la llama te abrasará (no te quemará). Y también en

Isaías 41:10:

10 No temas, porque yo estoy contigo. No tengas miedo, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, y también te ayudaré. También te sustentaré con la diestra de mi justicia (mano victoriosa).

 

Y nos dice también en 1ª Pedro 4.12-13:

 

12 Amados, no se sorprendan (extrañen) por el fuego que arde entre ustedes para ponerlos a prueba como si les aconteciera cosa extraña. 13 Antes bien, gócense a medida que participan de las aflicciones de Cristo, para que también en la revelación (en su regreso) de su gloria se gocen con regocijo. 

 

El gozo en nuestro corazón hará que alabemos constantemente a Dios en actitud de agradecimiento por su fidelidad. Esta alegría te mantiene lleno de amor y confianza y saldrás de la prueba lo antes posible. Un ejemplo de ello es Habacuc 3.17-19.

 

Hoy veremos otro aspecto muy importante a considerar para el éxito en tu vida. Y tiene que ver con las heridas del alma.

 

ANTECEDENTES RETIRO PASADO:

 

Si ustedes recuerdan, en este retiro pasado, lo que el Señor hizo fué sacar de ese closet de tu vida, toda esa basura de pecados, actitudes y comportamientos que nos hizo tanto daño desde nuestra niñez, y que tuvimos que descargar y entregar en las manos de Cristo para ser sanados. Todo ese rencor, orgullo, gritería, las malas palabras, falta de perdón, maltrato, baja autoestima, la ausencia de paternidad y el daño que nos hizo el diablo que nos tenía esclavizados se tuvieron que ir de nosotros para poder caminar en una nueva vida.

 

Todas esas cosas que no nos ha permitido avanzar en alcanzar las bendiciones de Dios.

 

Pero allí nos encontramos con algo maravilloso. Nos encontramos con aquel que no ha prometido darnos vida y vida en abundancia (Juan 10:10).

 

Aquel que vino a este mundo a deshacer las obras del diablo. El que quito todos esos decretos contrarios contra nosotros y los dejó allí clavados en la cruz del calvario. A Jesucristo el Señor!. Gloria a Dios!!

 

Juan 10:10

10 El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

 

Al final de ese retiro les recordamos, que ese retiro no es fin sino el principio de una nueva vida.

 

1ª Corintios 5:17

17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

 

Todo lo que sucedió en ese retiro fué intervención quirúrgica del alma por obra del Espíritu Santo.

 

Y como yo les comentaba en esa oportunidad al inicio, es el alma la parte más importante de nosotros para nuestra felicidad o nuestro fracaso. Para nuestra salud o nuestra enfermedad.

 

Y tenemos que nuevamente citar este verso, en donde empieza la revelación más importante para tu vida respecto a la promesa de prosperidad:

 

3ª Juan1:2

2 Amado, mi oración es que seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma.

 

Si usted ya la agarró, usted va por buen camino. Si usted entiende que su alma es la parte que usted debe cuidar como la niña de sus ojos, usted va a ser muy prospero!.

 

En el retiro fuimos sanados del alma. Pero estoy seguro que desde salir de ese retiro hasta hoy, se están tratando de levantar nuevamente esas heridas. Porque muchas de esas heridas fueron muy profundas, y talves usted no se ha cuidado lo suficiente.

 

Y de eso se trata la reunión de hoy, CONSERVAR LA SANIDAD del alma

 

¿QUÉ SON LAS HERIDAS DEL ALMA?

 

Han escuchado la expresión: “Tengo el alma hecha pedazos’?

 

Que queremos decir con esa expresión?

 

  • El alma es la parte de nosotros que el Señor restaura, porque la mala vida nos la ha vuelto pedazos.

  • Es la parte de nosotros que El Salva.

  • Y es la misma parte de nosotros que el diablo quiere destruir para dañarnos, destrozarnos y llevarnos al infierno.

 

 

Muchos han identificado las heridas del alma como las huellas que han dejado en el corazón las ofensas, los maltratos o el rechazo de otras personas; algo así como comparar las dolencias físicas a sufrimientos emocionales. La Biblia le llama a esto los dolores o dolencias del alma (Salmo 103:2-3).

 

Salmo 103:2-3

2 Bendice, oh alma mía, al SEÑOR y no olvides ninguno de sus beneficios.3 Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias,

 

 

En el alma residen los pensamientos, las emociones y la voluntad. Por lo tanto toda herida afecta esas tres áreas. Tu mente, pues piensas mal de ti mismo o de otros; las emociones, pues sientes emociones de rechazo, culpa, soledad, depresión o amargura; y las decisiones, pues te lleva a escoger sentirte mal y a hacer mal a otros.

 

El verdadero origen de las heridas

 

Las heridas del alma son resultado de una mala reacción ante las ofensas o rechazos.  Como humano, siempre estarás expuesto a ofensas de parte de otros.  Pero es tu reacción ante éstas lo que te daña y te hiere.  El apóstol Pedro lo escribió así:

 

 “¿Quién es aquel que les podrá hacer daño si son apasionados por el bien? (1ª  Pedro 3:13).

 

Conservar La Sanidad es Tu Responsabilidad:

Tu debes ser responsable de mantenerte sano y sin heridas en tu alma. Al igual que con tu cuerpo, eres el único responsable de conservar saludable tu alma.

Tu responsabilidad consiste en:

 

  • Creer y obedecer a Dios.

  • Creer quién eres en Cristo como nueva criatura (1ª Cor 5:17).

  • Obedecerle en perdonar, bendecir, honrar, soportar y amar a tu prójimo.

 

LO QUE JESÚS NOS ENSEÑÓ

      

Jesús nos enseñó la forma de mantenernos sanos.  En ningún momento nos ofreció que nadie nos ofendería. Todos estamos constantemente expuestos a ofensas o rechazos;

 

2 “porque todos ofendemos en muchas cosas”. dice Santiago 3:2.

 

Por el contrario, Él nos enseñó afrontar situaciones difíciles y salir vencedores de ellas.  Como alguien dijo, “no podemos evitar que llueva pero si podemos evitar mojarnos”.

 

Jesús dijo: 

“No resistan al malo. Más bien, a cualquiera que te golpea en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. 40 Y al que quiera llevarte a juicio y quitarte la túnica, déjale también el manto. 41 A cualquiera que te obligue a llevar carga por un kilómetro, ve con él dos”. (Mateo 5:38-41)

 

En otras palabras, Jesús nos enseño a vencer con el bien el mal. La clave está en no resistir al malo. “ Resistir” es oponerse o volverse en contra de alguien.

Resistimos al malo cuando, movidos por nuestro orgullo, le respondemos, lo ofendemos o le “pagamos con la misma moneda”.

 

Pensamos que le estamos resistiendo cuando no perdonamos y guardamos rencor y otras muchas más.

 

Todo esto que hacemos debe ser eliminado de nuestra vida si queremos ser libres y vivir con amor, gozo y paz en nuestros corazones

 

Repasemos de nuevo los versos de Mateo 5:38-41 y veremos que aquí se mencionan tres acciones que nos pueden lastimar, explicándonos también como debemos reaccionar ante ellos:

 

  1. “...antes a cualquiera que te golpea en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”.

Esto es cuando alguien nos hiere emocionalmente. Jesús nos dijo que le diéramos la otra mejilla, no que devolvamos el mal.

 

  • Devolverle a otro la herida sólo aumentará el dolor en tí y en los demás, y haría que esa otra persona se sienta ofendida de nuevo y busque la venganza. Es como un círculo vicioso.

 

  • Esto debe ser cortado a través de la paz y la reconciliación. Obedecer a Jesús hará que él ponga como un escudo en nuestra alma y evite que suframos.

 

  1. “... y al que quiera llevarte a juicio y quitarte la túnica déjale también el manto”.

  • Esto es cuando alguien quiera pelear, acusándonos, criticándonos, o murmurando de nosotros.

  • También cuando alguien quiere abusar de nuestros derechos.

  • Jesús nos manda a no resistirle sino a renunciar a nuestros derechos y ceder.

  • En otras palabras, cuando alguien nos maldice debemos bendecirlos, venciendo así con el bien el mal.

  • Jesús mandó que fueramos pacíficos en medio de las contiendas.

 

  1. “..., y a cualquiera que te obligue a llevar carga por un kilómetro, ve con él dos”.

  • Es ir en contra de nuestra voluntad forzándonos a cumplir la voluntad de alguien más, haciendo de nosotros la persona que realmente no somos.

  • Esto es cuando alguien viola nuestra personalidad obligándonos a pensar o hacer lo que no queremos.

 

Jesús nos manda a no oponernos, sino a amarlos y hacerles bien.

 

De seguro esta misma persona lo está haciendo porque alguien más se lo hizo anteriormente, y si no cortamos el círculo, nosotros lo haremos más adelante, aumentando el dolor en otros. Porque el abusado también termina siendo abusador si no se libera de ese dolor.

 

Por lo que Jesús nos ha mandado a hacer con esa persona como ella hubiese querido que le hicieren. Haciendo el bien seguramente será quebrantada y no sólo evitaremos el mal propio sino que ganaremos a esa otra persona (Romanos 12:20).

 

20 Más bien, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; pues haciendo esto, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza[.

 

Y Como dice Efesios 4:31-32

31 Quítense de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. 32 Más bien, sean bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándose unos a otros como Dios también los perdonó a ustedes en Cristo.

 

EL EJEMPLO DE JESÚS

 

Jesús no enseñó nada que él mismo no hiciese. El fue maltratado y ofendido como ninguna otra persona en la historia humana. Sobre él se descargó toda la ira y el rencor del diablo y todo su deseo de dañarlo y ofenderlo. Pero Jesús nunca devolvió mal por mal, ni insulto por insulto. Soportó las burlas, los rechazos y los golpes y aún así pudo pedirle a Dios:

 

 

“—Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34ª.)

 

Nadie ha sufrido más que Jesús. Pero nadie conoce más la plenitud de la paz, que él mismo. El conoce tus sufrimientos. El mismo padeció tus dolores y sufrió el castigo para que pudieras tener paz. El te comprende en cada padecimiento y se identificó contigo sufriendo él mismo tus heridas. Pero él mismo nos ha enseñado a conservar un alma saludable. El no sólo logró tu libertad, también te enseña a disfrutarla.

 

Y el Señor nos dejó la mejor medicina para mantenernos sanos. Saben cual es?

 

Su Santa Palabra. La palabra de Dios es medicina para mantenernos Sanos.

 

2 Bendice, oh alma mía, al SEÑOR y no olvides ninguno de sus beneficios.3 Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias (Salmo 103:2-3)

 

Para no dejar herirnos tenemos que hacer de la palabra de Dios, nuestra coraza. Con la palabra de Dios en nuestros corazones, le haremos muy difícil al enemigo y a las actitudes de las personas que nos vuelvan a hacer daño.

 

Ilustración: “Fuerte como la Punta de Diamante”

 

Uno de mis hijos tuvo una emergencia cuando era más joven. Se incerto un anillo de acero muy pequeño forzadamente en su dedo anular. Craso error, porque mas tarde no pudo sacarlo de allí. Su dedo se fue inchando y haciéndose mas difícil para sacar. De emergencia fuimos a los bomberos, asumiendo que ellos tenían todas las herramientas necesarias, pero el bombero nos envió de urgencia al hospital cuando dijo: “Alla tiene una punta de diamante capaz de romper el acero.

 

En la escala de dureza de 1 a 10, el acero tiene una dureza de 7, y el diamante 10. Se necesitaba algo mas duro que el acero para romperlo…Y así, fue en cuestión de pocos minutos, mi hijo ya estaba libre de esa tortura. La punta de diamante, venció al resistente acero.

 

Así mismo para que nosotros seamos resistentes a las ofensas tenemos que volvemos duros, y tan fuertes como la punta de diamante.

 

Y eso lo hace la palabra de Dios. Y usted dirá, como ocurre eso?

 

Pues quiero terminar con esta perla que le puede ilustrar muy bien:

 

Vaya conmigo a Ezequiel:

 Ezequiel 3:3-10

3 Entonces me dijo: “Oh hijo de hombre, come lo que has encontrado; come este rollo y ve, habla a la casa de Israel”. 2 Abrí mi boca, y me dio a comer ese rollo. 3 Luego me dijo: “Oh hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tu estómago con este rollo que yo te doy”. Lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel.

4 Entonces me dijo: “Oh hijo de hombre, ve, acércate a la casa de Israel y háblales mis palabras; 5 porque no eres enviado a un pueblo de habla misteriosa ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel; 6 no a muchos pueblos de habla misteriosa y de lengua difícil, cuyas palabras no entiendes. Si a ellos te enviara, ellos sí te escucharían. 7 Pero los de la casa de Israel no te querrán escuchar, porque no me quieren escuchar a mí. Pues todos los de la casa de Israel son de frente dura y tienen el corazón empedernido. 8 He aquí, yo hago tu rostro tan duro como el rostro de ellos, y hago tu frente tan dura como su frente. 9 Yo hago tu frente como el diamante, que es más duro que el pedernal. Tú no les temerás, ni te atemorizarás ante ellos, porque son una casa rebelde”.

10 Me dijo además: “Oh hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que te diga, y escucha con tus oídos.

Version NTV (Nueva Traducción Viviente):

10 Luego agregó: «Hijo de hombre, que todas mis palabras penetren primero en lo profundo de tu corazón. Escúchalas atentamente para tu propio bien.

11 Acércate a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales diciendo: ‘Así ha dicho el SEÑOR Dios[a]’, ya sea que escuchen o que dejen de escuchar”.

 

Dios quiere que te devores la palabra de Dios, y hagas de ella, el pan de cada día.

Vemos en esa lectura como Ezequiel es enviado a hablarle a su propio pueblo. Pero Dios sabía que era un pueblo duro y terco. Y que no solo eso, sino que iba a tratar de ofender y menospreciar con humillación al profeta de Dios.

 

Pero qué dijo Dios?

 

1.- Comete mi palabra hasta que te sepa dulce (verso 3)

2.- Has que ella te llene a ti primero, que transforme tu corazón (verso 10)

3.- Y en esa condición dice allí “Yo hago tu frente como el diamante” (verso 8 y 9):

 

8 “yo hago tu rostro tan duro como el rostro de ellos, y hago tu frente tan dura como su frente. 9 Yo hago tu frente como el diamante, que es más duro que el pedernal”.

 

Cuál es entonces nuestra tarea entonces para mantener tu sanidad?

 

Llenarnos de la palabra de Dios y aprender a vivir en obediencia como ella manda..

 

Si no leemos o estudiamos la palabra, va a ser muy difícil que nos podamos mantener sano. Y aquí hay gente que fue al retiro y ya no quiere vivir más esa vida del pasado. Verdad?

 

GLORIA A DIOS!!.

 

Meditemos con este canto:

 

Tú Me Sanaste: https://youtu.be/db6Z18owUW8

 

 

Vamos a Orar!!!

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