INTRODUCCION:
Hoy 28 de Julio del 2024, es un día muy importante para un grupo de hermanos de ésta congregación que han sufrido la diáspora forzada. Son personas que han tenido que pasar mucha necesidad y nosotros no podemos dejar pasar indolentemente lo que ellos están anhelando. Hoy todos somos Venezolanos!.
Hoy es día de elecciones presidenciales de Venezuela para acabar con el régimen de destrucción que se robo el país, y lo tiene en ruinas. Ya han sufrido demasiado y tenemos que unirnos a su clamor para que Dios sane esa tierra. Que haya esperanza para que vuelvan a hacer de ese país un país grande.
No hay nada que nos haya ocurrido, que no haya sido por un propósito (Romanos 8:28). Muchos de los que han salido de allá, lograron encontrarse con el mensaje de salvación aquí en este país. Hemos escuchado muchos testimonios.
Hoy tenemos que unirnos en oración y pedir al Señor que en este momento todo el mundo se una al clamor. Pero es un clamor para que esa tierra que está enferma sea sanada. Y solo Dios puede hacerlo. Solo Dios puede sanar a Venezuela. Y como todos somos Venezuela, quiero que entendamos que el problema de Venezuela no es el sistema de gobierno, no es si se va la izquierda y llega la derecha. El problema de hoy nosotros como Venezolanos es que nuestra tierra esta enferma. Nuestras familias están enfermas, nuestras relaciones están enfermas, nuestros hijos están enfermos. Pero no es una enfermedad física. Es una enfermedad espiritual. Es una enfermedad del alma.
Es el alma de los que no conocen a Cristo. Que no roban o matan por temor a la policía, o que lo hacen a escondidas para que no los vea el policía. Almas que le temen mas a la ley del hombre, pero no le temen a Dios y su ley. Mientras no haya temor de Dios, siempre habrá corrupción.
Solo cuando Cristo gobierne nuestros corazones, nuestras familias, nuestra comunidad, es cuando nuestros países van a cambiar. Por 500 años el pueblo hispano ha estado esperando un cambio que no llega. Y talvez pasaran otros 500 a◌ָ años sin cambio, si es que no ponemos nuestra mirada en Cristo. Hasta cuando salgamos de una falsa cristiandad llena de idolatría buscando a Dios por un camino equivocado que no es Cristo, sino a través de los santos y la virgen con una religiosidad humana y pagana.
Un pueblo que vive sin conocer y saber lo fundamental revelado en Juan 14:6. Allí dice que solo Cristo es el camino, la verdad y la vida para llegar al Dios Padre. Pero hemos tenido que venir a refugiarnos a Estados Unidos. Un país fundado con las bases cristianas. Las tres ramas del poder (Isaías 33:22: Dios Juez, Dios Legislador, Dios Rey), en los que se fundamente el poder republicano de este país fundado justamente con la biblia y que fue el encargado de expandir el evangelio original de los apóstoles en todo el mundo, y que le trajo la maravillosa y envidiable prosperidad. Un país, donde para muchos ha sido el lugar preciso para realmente encontrarse con Cristo de verdad y de corazón.
Por eso, creo que la diáspora se ha convertido en la esperanza para nuestros pueblos porque los que hemos salido de esa sombrilla oscura de maldad de varios siglos, hoy encontramos una mejor sombrilla de luz y esperanza en Cristo. Por eso, creo que Dios puede sanar nuestra tierra. Dios puede sanar nuestras familias, Dios nuestra patria, Dios puede sanar a Venezuela hoy!.
DESARROLLO
Quiero que antes de hacer guerra espiritual en oración como lo hemos hecho en estos días, vamos a reflexionar sobre un verso bíblico que aplica para la situación que nos preocupa hoy. Está en 2o Crónicas 7:14
14 si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.
Este versículo nos ofrece una hoja de ruta divina para la restauración y la bendición, no solo en nuestras vidas personales, sino también en nuestras familias, nuestras comunidades y en la nación de Venezuela que se apresta a elegir nuevo gobierno.
Miremos:
1. Humillación y Reconocimiento: Dios comienza diciendo:
"Si se humilla mi pueblo, sobre el cual es invocado mi nombre".
Humillarse ante Dios significa reconocer nuestra dependencia total de Él. En un mundo que valora la autosuficiencia y el orgullo, Dios nos llama a un acto en contra de esa mala cultura de humildad. Debemos reconocer que sin Él, nada podemos hacer. Esta humildad es el primer paso hacia la restauración.
2. Oración y Búsqueda: La siguiente instrucción es
"si oran, y buscan mi rostro".
La oración es nuestra comunicación con Dios. No es solo una lista de peticiones, sino un diálogo constante con nuestro Padre Celestial. Buscar Su rostro implica anhelar Su presencia y Su guía en cada aspecto de nuestras vidas. Cuando oramos y buscamos a Dios sinceramente, estamos demostrando nuestra fe y confianza en Su poder y amor.
3. Arrepentimiento y Conversión: Dios continúa diciendo:
"y se vuelven de sus malos caminos".
Aquí, el Señor nos llama al arrepentimiento genuino, a dar la espalda a nuestros pecados y cambiar nuestro comportamiento. No se trata solo de sentir
remordimiento, sino de tomar acción y alejarnos de lo que desagrada a Dios. Este
cambio de dirección es esencial para experimentar la plenitud de la vida en Cristo.
4. Promesas de Dios: Finalmente, Dios promete:
"entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra".
¡Qué promesa tan asombrosa y maravillosa!. Nuestro Dios es un Dios que escucha, que perdona y que sana. Cuando nos humillamos, oramos, buscamos Su rostro y nos arrepentimos, Él responde con misericordia y gracia.
No solo nos perdona, sino que también trae sanidad y restauración a nuestras vidas y a nuestras tierras.
Queridos hermanos y hermanas:
Este versículo nos llama a una vida de humildad, oración, búsqueda de Dios y arrepentimiento.
Nos invita a examinar nuestros corazones y nuestras vidas, a identificar las áreas que necesitan cambio y a volvernos a Dios con sinceridad y determinación.
Hoy es día para pedir perdón por toda la maldad de nuestras generaciones pasadas y lo que hemos heredado. Que abandonemos el robo, la mentira, la falsedad, la idolatría, los pecados sexuales. Que en la búsqueda de la santidad, procuremos cumplir los 10 mandamientos de Éxodo 20, y todo aquello que sabemos, que nos aleja de Dios. Que hagamos de Cristo, realmente el Señor de nuestra vida.
Para que así como Daniel postrado de rodillas imploró en favor de pueblo en el exilio (Daniel 9:1-23), al instante fué impartida la orden para darle respuesta a su petición por medio del Ángel Gabriel para la restauración próxima de su nación. Que así sea para nuestra nación hispana, y especialmente para Venezuela en este día de elecciones presidenciales.
Al hacerlo, podemos confiar en que Dios, en Su infinita bondad, oirá nuestras oraciones, perdonará nuestros pecados y traerá sanidad a nuestras vidas y a nuestra nación.
Vamos a orar en seguida por la protección y una respuesta de misericordia por nuestras familias. Pero oraremos muy especialmente también para que en este día caiga este régimen de miseria de Venezuela.
Vamos a orar ante todo para que todo Venezolano en la diáspora reconozca que Dios ha hecho juicio en esa nación y que pueda interpretar que ese dolor que sufre el pueblo venezolano es un acto también de amor y misericordia para sanar vidas, familias y las comunidades de ese país. Que antes de regresar, estén seguros que la nación ha aprendido y entendido el mensaje. Que al leer este pasaje del libro de Crónicas, puedan entender que hay que asegurar la sanidad espiritual de la nación antes que la sanidad física. Y que los nuevos gobernantes lleguen con una unción de restauración espiritual para todo el pueblo.
Orar por sabiduría para saber recibir esa victoria, y que sepan esperar el momento preciso para regresar a su país.
Que hoy, y cada día, el Espíritu Santo nos guíe y nos fortalezca para vivir conforme a esta promesa divina.
Ministración: Sana Nuestra Tierra: https://youtu.be/7h7-oPg8AHM
Oh Dios Padre Eterno y Todopoderoso,
Bendecimos tu santo nombre.
Nos presentamos ante Ti, humillados y con corazones arrepentidos. Nos postramos en Tu presencia, reconociendo nuestra necesidad de Tu gracia y misericordia. Tu palabra nos recuerda en 2 Crónicas 7:14 que si nos humillamos, oramos, buscamos Tu rostro y nos apartamos de nuestros malos caminos, Tú escucharás desde los cielos, perdonarás nuestros pecados y sanarás nuestra tierra.
Señor, nos humillamos hoy delante de Ti, reconociendo nuestras faltas y pecados. Hemos fallado en seguir Tus caminos y en vivir conforme a Tu voluntad. Te pedimos perdón por cada pensamiento, palabra y acción que ha ido en contra de Tu santidad. Límpianos, Señor, con Tu amor y Tu gracia.
Oramos fervientemente, buscando Tu rostro, anhelando Tu presencia en nuestras vidas. Queremos conocerte más profundamente, caminar en Tu luz y ser transformados por Tu poder. Aparta de nosotros todo lo que nos aleja de Ti y llénanos con Tu Espíritu Santo.
Nos comprometemos a alejarnos de nuestros malos caminos, a vivir vidas que reflejen Tu amor y justicia. Ayúdanos, Señor, a ser testigos de Tu verdad y a llevar Tu luz a un mundo necesitado.
Te agradecemos, Dios, porque sabemos que Tú escuchas nuestras oraciones. Gracias por Tu promesa de perdón y sanidad. Confiamos en Tu poder para restaurar nuestras vidas, nuestras comunidades y nuestra nación.
En el nombre de Jesucristo, nuestro Salvador y Señor Jescristo, oramos. Amén.
**ORACIÓN PIDIENDO POR VENEZUELA**
Querido Dios Todopoderoso, Bendecimos tu santo nombre.
Nos postramos hoy ante Ti, humildemente reconociendo nuestra necesidad de Tu gracia y misericordia. Tal como nos enseñas en Tu Palabra en 2 Crónicas 7:14, nos humillamos, oramos, buscamos Tu rostro y nos apartamos de nuestros malos caminos. Te pedimos que escuches desde los cielos, perdones nuestros pecados y sanes nuestra tierra.
Hoy, en este día de elecciones presidenciales en Venezuela, te pedimos que se haga Tu voluntad. Imploramos que derrotes la tiranía del presidente Nicolás Maduro y que guíes al pueblo venezolano hacia un futuro de justicia y paz. Te pedimos especialmente por Edmundo González Urrutia, que si es Tu voluntad, sea elegido como presidente y pueda liderar con integridad, sabiduría y amor por su pueblo.
Señor, sabemos que Tú eres el soberano sobre todas las naciones. Confiamos en que Tú tienes el poder para transformar las situaciones más difíciles y traer esperanza donde parece no haberla. Te rogamos que llenes los corazones de los venezolanos con coraje y fe para votar con discernimiento y valor.
Que tu paz y justicia reinen en Venezuela, y que Tu luz brille en medio de la oscuridad. En el nombre de Jesucristo, nuestro Salvador, oramos.
Amén.