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La Bondad de David Hacia Mefiboset

Lucia Ramirez

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Muchos en el mundo vagan hoy sin rumbo y sin esperanza, no sabiendo que Dios tiene las manos extendidas para ayudarles y darles salud, vida y prosperidad. Tu y yo somos testigos de esa misericordia inmerecida que nos permite hoy soñar con una eternidad sentado en los lugares celestiales con Cristo. Es una experiencia maravillosa que debemos hacer conocer porque así como nosotros fuimos recogidos del mundo de tinieblas y traídos al reino de la luz, la humanidad entera, nuestros amigos y familiares deben conocer para que ellos también puedan disfrutar de esa gracia salvadora que tenemos en Cristo Jesús.

Hoy vamos a sumergirnos en una de las historias más conmovedoras del Antiguo Testamento, la historia de David y Mefiboset. A través de este relato, veremos un hermoso cuadro de la gracia de Dios hacia nosotros en Cristo. Mefiboset, un hombre quebrantado y olvidado, experimenta la bondad inmerecida del rey David, una imagen poderosa de cómo Cristo nos recibe en nuestra condición.

Vayamos junto a una lectura en 2 Samuel 9:1-13

9 Entonces David preguntó:

—¿Hay todavía alguno que haya quedado de la casa de Saúl, a quien yo muestre bondad por amor a Jonatán? 2 Había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Siba, al cual llamaron a la presencia de David. Y el rey le preguntó:

—¿Eres tú Siba?

Él respondió: —Tu siervo soy. 3 El rey le preguntó: —¿No queda nadie de la casa de Saúl a quien yo pueda mostrar la bondad de Dios? Siba respondió al rey: —Aún queda un hijo de Jonatán, lisiado de ambos pies. 4 Entonces le preguntó el rey: —¿Dónde está? Siba respondió al rey:

—He aquí que está en la casa de Maquir hijo de Amiel, en Lo-debar.

5 El rey David envió a traerlo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lo-debar. 6 Entonces Mefiboset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, vino a David, y cayendo sobre su rostro se postró. David le dijo:

—¿Mefiboset? Y él respondió:
—He aquí tu siervo. 7 David le dijo:

—No tengas temor, porque ciertamente yo te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán. Te devolveré todas las tierras de tu padre Saúl, y tú comerás siempre a mi mesa. 8 Él se postró y preguntó: —¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?

9 Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo:

—Yo he dado al hijo de tu señor todo lo que pertenecía a Saúl y a toda su casa. 10 Labrarás para él la tierra, tú, tus hijos y tus siervos, y almacenarás los productos para que el hijo de tu señor tenga provisiones. Pero Mefiboset, el hijo de tu señor, comerá siempre a mi mesa.

Siba tenía quince hijos y veinte siervos. 11 Y Siba respondió al rey: —Tu siervo hará conforme a todo lo que mande mi señor el rey a su siervo.

Y Mefiboset comía a la mesa de David[a] como uno de los hijos del rey. 12 Mefiboset tenía un hijo pequeño que se llamaba Micaías. Todos los que habitaban en la casa de Siba eran siervos de Mefiboset. 13 Pero Mefiboset habitaba en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey. Él era cojo de ambos pies.

1. El Contexto de la Historia:
La promesa de David que tenía que ver con Mefiboset

Era una práctica común en aquellos días exterminar a todos los miembros de una dinastía anterior para evitar que cualquier descendiente buscara el trono. Mientras una chispa de vida de esa familia aún ardiera, era una amenaza para el nuevo rey.

Justamente es algo que ocurre instintivamente en el reino de los leones en las praderas africanas.

Cuando un nuevo león alfa toma el control de una manada, es común que mate a las crías de otro macho. Este comportamiento tiene varias razones biológicas y evolutivas:

1. Eliminar la descendencia del rival: Al matar a las crías de otro macho, el nuevo líder elimina la progenie de su rival. Esto reduce la competencia genética y asegura que solo sus propios genes se transmitan a la siguiente generación.

2. Inducir a las hembras al celo: Las leonas con crías no entran en celo hasta que sus cachorros son independientes o han muerto. Al eliminar a las crías, el nuevo macho acelera el regreso al celo de las hembras, lo que le permite aparearse con ellas y engendrar su propia descendencia más rápidamente.

3. Asegurar su legado: Como el liderazgo en una manada de leones puede ser efímero debido a las constantes amenazas de otros machos, el nuevo alfa busca maximizar sus oportunidades de reproducirse y asegurar su linaje durante el tiempo que esté al mando.

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Este comportamiento, aunque brutal desde una perspectiva humana, es una estrategia del instinto animal para maximizar las posibilidades de reproducción y éxito genético del león alfa.

De mismo modo, la historia registra que los reyes de aquellos tiempos comúnmente mataban a toda la descendencia de un rey destronado, para evitar que esa descendencia procurara algún día recuperar el reinado perdido, y de esta forma, el nuevo rey aseguraba su trono.

Como sabemos, el Rey David ascendió al trono después de la muerte del Rey Saul, cuyo reino fué cortado por su desobediencia a Dios (1 Samuel 15:26-27). Y el nuevo Rey David, al no ser descendiente biológico de Saul, lo natural hubiera sido que David buscara en todo el reino a todos los descendientes del Rey Saul para matarlos.

En esta historia, también es importante recordar que Mefiboset era hijo de Jonathan, y éste era hijo del Rey Saul. Por ser un nieto del linaje del rey Saul y por ley, a Mefiboset le correspondería ocupar el trono de su abuelo Saul en lugar de David. Y lo que debió hacer David era matar a Mefiboset para asegurar su trono. Pero David no lo hizo porque en su juventud hizo una entrañable pacto de amistad con Jonathan (padre de Mefiboset) (1 Samuel 18:1-2). Jonathan cayó muerto en una batalla (1 Samuel 31:2), dejando huérfano a su hijo Mefiboset.

Y lo que leemos hoy, es una respuesta muy favorable del Rey David hacia Mefiboset. David Preguntó:
—¿Hay todavía alguno que haya quedado de la casa de Saúl, a quien yo muestre bondad por amor a Jonatán? (2 Samuel 9:1).

La bondad a menudo tiene una connotación de suavidad. Lo que David estaba expresando era una demostración más profunda de amor inmerecido e irreparable. David le había hecho una promesa a Jonatán, su amado amigo e hijo de Saúl, que mostraría bondad a los miembros restantes de la casa de Saúl. (Ver 1 Samuel 20:15-16.) David ahora tenía la intención de cumplir esa promesa.

Con la noticia de la muerte de Saúl y Jonatán en la batalla, la nodriza de Mefiboset en su huida, tomó al niño y lo dejó caer a la edad de cinco años (2 Samuel 4:4) y quedó lisiado de sus pies. Vivía en Lo-Debar, un lugar apartado y desolado, sin esperanza ni futuro. A los ojos del mundo, Mefiboset no tenía valor, ni un lugar de honor.

Pero en 2 Samuel 9, vemos algo sorprendente: David, ahora rey, busca a cualquier descendiente de la casa de Saúl para mostrarle bondad por amor a Jonatán. Este es un acto de gracia inesperada, Pero David, movido por su pacto con Jonatán, busca a Mefiboset no para destruirlo, sino para bendecirlo.

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2. El Encuentro de David con Mefiboset:

Cuando Mefiboset es traído ante David, se postra en el suelo, temeroso de lo que podría suceder. Pero David, en lugar de reprenderlo o rechazarlo, lo llama por su nombre y le dice: "No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa" (2 Samuel 9:7).

Aquí vemos un reflejo del corazón de Dios. Mefiboset, quebrantado y sin esperanza, es levantado a una posición de honor. No por algo que él haya hecho, sino por el amor y la gracia del rey. De la misma manera, nosotros, en nuestra condición de pecado, somos llamados por Dios a través de Cristo, no por méritos propios, sino por la gracia inmerecida que nos otorga.

3. La Relación de David y Mefiboset con Cristo y Nosotros:

La historia de Mefiboset es un espejo de nuestra propia relación con Cristo.
Jesucristo dice en Juan 8:44 que en nuestra condición de pecado, llegamos a ser hijos del diablo.
Juan 8:44

44 Ustedes son de su padre el diablo, y quieren satisfacer los deseos de su padre. Él era homicida desde el principio y no se basaba en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo propio habla porque es mentiroso y padre de mentira.

Y como hijos del diablo, no merecemos otra cosa más que la muerte. Jesucristo como Rey, no puede permitir que en nuestra condición de pecado, tengamos descendencia eterna en los cielos. El cielo es un lugar en donde reina el bien, el amor y la plenitud de gloria del Todopoderoso. Alli no haya cabida para ningún rastro de maldad.

“ porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios” Romanos 3:23

En nuestra condición de pecado, nuestro destino es la eterna separación de Dios.

Y al igual que Mefiboset, nosotros estábamos espiritualmente lisiados, sin esperanza y alejados de Dios. Pero en su misericordia, Cristo vino a buscarnos. Él no nos dejó en nuestro estado de miseria, sino que nos llamó por nuestro nombre, nos restauró y nos invitó a su mesa.

Pero que maravillosa bondad de nuestro Dios, que con la obra de Cristo en la cruz, nos restauró.

Dice la palabra en:

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Efesios 2:4-6 dice:

4 Pero Dios, quien es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia son salvos! 6 Y juntamente con Cristo Jesús, nos resucitó y nos hizo sentar en los lugares celestiales

David mostró gracia a Mefiboset por amor a Jonatán, así como Dios nos muestra gracia por amor a su Hijo, Jesucristo. Mefiboset fue adoptado en la familia real, y de la misma manera, nosotros somos adoptados en la familia de Dios, hechos coherederos con Cristo, llamados a compartir en su gloria y a participar en su reino. El Señor quitó de nosotros la afrenta del pecado, nos invitó a participar con El en su mesa, desde ahora y para siempre.

Se cuenta de un comerciante de nombre Ezell que viajaba mucho comprando zapatos para la zapatería que él y su esposa tenían y operaban. En algunos de sus viajes nocturnos, llevaba a alguien con él. A veces era uno de los niños. A veces era un hombre afroamericano llamado Willie.

En un viaje nocturno, aquel comerciante entró en un hotel para pasar la noche. Aquel comerciante y Willie se dirigieron a la recepción y pidieron una habitación para los dos. Mirando al comerciante, el recepcionista dijo: "Puedo darte una habitación, pero no le daré una a él (señalando a Willie)".

“Si él no puede quedarse, yo no me quedaré”, respondió el comerciante. Salieron.

En el estacionamiento, Willie dijo: “Sr. Ezell, puedes quedarte en esa habitación y yo dormiré aquí en la camioneta. Estaré bien."

"No", respondió el comerciante. “Si no te dejan quedarte en ese hotel, yo tampoco me quedaré. Eres como una familia para mí ". Ambos durmieron en la camioneta esa noche.

En el funeral del comerciante, Willie contó esta historia. Dijo que las palabras del comerciante de zapatos cambiaron su vida. Durante años se había considerado a sí mismo como de segunda clase. Pero cuando el escuchó aquellas palabras: "Eres como una familia para mí", elevó su estima y su dignidad.

Así es como Dios también a nosotros nos considera de su familia celestial.

David restauró a Mefiboset de un lugar en el desierto a un lugar en su mesa. De un lugar de esterilidad a un lugar de honor. De un lugar sin pastos a un lugar de abundancia. Lo llevó al mismísimo palacio del rey. Yo me imagino que Mefiboset en su lugar de abandono durante años había estado gritando auxilio. Había crecido incapacitado. Tuvo una niñez de abandono, y de miseria sin un padre y sin una madre que le ayudara en sus necesidades diarias. Yo me imagino su lamento diario “¡Alguien! ¡Alguien!, por favor ayudeme". Eran gritos de desesperanza. Pero de repente su grito tuvo eco en los

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cielos. Porque ahora ese alguien que se acercó a él. Y no era otro mas que mismo rey de Israel. No solo lo ayudó; lo abrazó adoptándolo como hijo.

Pensemos en la vida en el reino de Dios por un momento. ¿Por qué el rey del cielo nos adopta en su familia? ¿Es por nuestra bondad personal? ¿Nuestra simpática personalidad? ¿Nuestro encanto irresistible? ¿Nuestros estupendos talentos? Bueno, pensemos de nuevo.

Mi lugar y el tuyo en la mesa del Rey de Reyes ahora, y por toda la eternidad, servirán como un recordatorio constante de cómo Dios toma a una persona que otros habrían abandonado y se acerca y le concede un lugar en su presencia. Nosotros éramos una escoria del mundo. Sin valor. Pero el Señor nos dio valor. Que grande es nuestro Dios!.

Y así como Mefiboset, hay mucha gente que nos reodean allá afuera abandonados a su suerte. Esos son aquellos Mefibosets con emociones dañadas, algunos con el espíritu aplastado, muchos con el cuerpo herido, otros con el alma destrozada y muchos con necesidades físicas. Me pregunto: ¿Los estamos ignorando al tocar nuestra puerta con portazo al cerrar la puerta en su cara? ¿Como basura en el basurero?.

Esta historia también es un llamado a reflexionar sobre la misericordia que debemos tener con la gente que nos rodea y que necesita de un abrazo, de una oración de consuelo, de una ayuda económica. Y sobre todo, de que conozcan el mensaje de salvación en Cristo. Es el mejor regalo que le podemos dar. Porque dice la palabra en Mateo 10:8:

8 Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen fuera demonios. De gracia han recibido; den de gracia.

A nosotros no nos costó nada ese regalo de Dios. Por tanto, también debemos ofrecerlo gratis a los demás.

Hermanos y hermanas, la historia de David y Mefiboset es un recordatorio poderoso de la gracia inmerecida de Dios hacia nosotros. Así como Mefiboset fue restaurado y honrado por David, nosotros hemos sido restaurados y honrados por Cristo.

Hoy el Señor quiere que así como Willie de esta historia y de Mefiboset, levantemos nuestra frente en alto y que caminemos con seguridad, porque el Señor todopoderoso nos ha devuelto la dignidad.

Y dice la palabra que en esta condición, también somos llamados hijos de Dios, por adopción. Como dice Juan 1:12

12 Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios.

Que maravillosa condición nos ha dado Dios, al adoptarnos como hijos suyos.

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Y en esa condición nos dio herencia en los cielos como dice:

Romanos 8:17

17 Y si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

Al ser hijos nos hizo linaje suyo. Linaje de reyes y sacerdotes...Como dice:

1a Pedro 2:9

9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido, para que anuncien las virtudes de aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.

Y observe muy bien lo que dice aquí: Que esa posición de linaje, real sacerdocio y pueblo adquirido, es PARA QUE ANUNCIEMOS LAS VIRTUDES DE AQUEL QUE LOS HA LLAMADO DE LAS TINIEBLAS A SU LUZ ADMIRABLE.

Ese es nuestro llamado, ahora que somos parte de la familia celestial: Debemos hacer que otros que no tienen esperanza, también la encuentren en Cristo así como nosotros hoy ya la tenemos.

Este mensaje de hoy nos invita a que nunca olvidemos la profundidad de la gracia que se nos ha dado y que vivamos en gratitud, reflejando esa gracia en nuestras vidas diarias y en la de los demás.

Que este relato nos inspire a confiar en el amor inquebrantable de Dios y a extender esa misma misericordia a aquellos que nos rodean.

Amantísimo Padre Celestial,

Nos acercamos a Ti en este momento con corazones llenos de gratitud, reconociendo Tu infinita bondad y misericordia. Así como David mostró compasión a Mefiboset, extendiendo su gracia y favor a quien nada podía ofrecerle, nosotros también hemos sido objeto de Tu misericordia inmerecida.

Señor, te damos gracias porque, a pesar de nuestras imperfecciones y nuestras fallas, Tú nos has recibido con brazos abiertos. Nos has levantado de nuestra condición de necesidad y debilidad, y nos has colocado en un lugar de honor como Tus hijos amados. Nos has dado un lugar en Tu mesa, un lugar que no merecíamos, pero que nos has otorgado por Tu gran amor.

Padre, pedimos que nos llenes de Tu Espíritu Santo, para que así como hemos recibido misericordia, también la extendamos a nuestros semejantes. Que seamos instrumentos de Tu amor en un mundo que tanto lo necesita. Ayúdanos a ver a los demás con los ojos de Cristo, a ofrecerles gracia y compasión, especialmente a aquellos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad y necesidad.

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Te alabamos, Señor, porque Tu misericordia es eterna y Tu amor no tiene fin. Que nuestras vidas reflejen esa misericordia en cada palabra y en cada acción, para que otros puedan conocer Tu bondad a través de nosotros.

En el nombre poderoso de Jesucristo el Señor oramos, Amén.

Canto: El Rey Te Mando a Llamar: https://youtu.be/TRiHaTT5PlQ

“El Rey Te Mandó a Llamar”

Canta: Danny Berrios
David llamó a Siba y le preguntó
¿Hay alguien de la casa de Saúl
Quien yo pueda ayudar?
Recordándome del pacto
Que hice con mi amigo Jonathan
Quiero hacer misericordia
Honrando su amistad Y Siba le respondió ¡Ah! Existe uno, mi Señor
Que habita en Lo-Debar
Tierra de tristeza y dolor
Donde reina la maldad
Y la miseria es realidad
Es una tierra sin sueños, Señor
Lugar de pavor

David pregunta a Siba
Háblame más de este hombre Por favor, ya díganme su nombre Señor, se llama Mefiboset
Mas él no puede andar
Es inválido, Señor
No se puede ni arrastrar

Manda llamar a ese hombre
Que, con él, yo quiero hablar
Dile a Mefiboset que el Rey lo mandó a llamar (Y mirándole a los ojos le dijo estas palabras)

Lo que era tuyo, te devolveré Voy a restituir
Lo que la vida te robó
El último en la casa de Saúl Ya no será más aquel

A quien nadie le da valor

Vas a vivir en la casa del Rey Vas a comer en la mesa del Rey Vas a vestir las ropas del Rey Vas a sentarte al lado del Rey

La miseria, nunca más conocerás Un adiós a Lodebar, tú vas a dar Tu vida nunca más será igual
El Rey te mandó a llamar

El Rey te manda a llamar en esa hora Y escucha bien lo que Él quiere decirte En este momento

Lo que era tuyo, te devolveré Voy a restituir
Lo que la vida te robó
El último en la casa de Saúl Ya no será más aquel

A quien nadie le da valor

Vas a vivir en la casa del Rey Vas a comer en la mesa del Rey Vas a vestir las ropas del Rey Vas a sentarte al lado del Rey

La miseria nunca más conocerás Un adiós a Lodebar, tú vas a dar Tu vida nunca más será igual

El Rey te mandó a llamar
(Escucha bien lo que estoy diciendo en esta noche)
El Rey te mandó a llamar
(Todo lo que el enemigo te robó)
(Hoy Él te lo devuelve al ciento por uno)
El Rey te mandó a llamar.

Inspiración: El Espíritu Santo Editado por: Pastor Carlos Ospinal Predicado por: Pastora Lucia Ramírez

Hanover Park, IL Agosto 25 204

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