INTRODUCCION
Amada iglesia, estamos en una época muy especial del año. En todo el mundo cristiano
se conmemoran los días más trascendentales de la historia de la humanidad: El evento
más importante en toda la historia de la humanidad es la la pasión, muerte y
resurrección de nuestro Señor y Salvador, el Mesías, Yeshua Jesucristo.
No se trata de una tradición vacía o una simple ceremonia religiosa, sino de recordar el
acontecimiento que partió la historia en dos y selló para siempre el destino eterno de todo
aquel que cree.
Recordamos el sacrificio de Cristo en la cruz, su dolor, su entrega… pero también
celebramos con gozo su triunfo glorioso sobre la muerte. ¡La tumba no pudo retenerlo!
¡Él vive! Y eso no es solo motivo de alegría para un día al año, sino la base de nuestra fe,
nuestra esperanza y nuestra vida eterna.
Este mensaje no debe quedarse en el pasado. Es nuestra responsabilidad, como iglesia,
mantener viva esta verdad para memoria de las generaciones que vienen. Que nuestros
hijos, y los hijos de nuestros hijos, conozcan que Jesús resucitó y que por Él, nosotros
también viviremos.
Y lo más glorioso está aún por venir. Porque la Biblia nos promete en Apocalipsis 19:7-
9 que un día, todos los redimidos, todos los resucitados en Cristo, seremos reunidos en
el cielo para celebrar las bodas del Cordero. Allí estaremos con Él, como Su iglesia
amada, vestidos de lino fino, resplandecientes en gloria, y adorándolo por la eternidad.
¡Iglesia, la resurrección no fue el final… fue el comienzo de una historia eterna que nos
incluye a ti y a mí!
La resurrección de Cristo no fue solo un evento milagroso, sino una victoria definitiva
sobre la muerte, el pecado y el infierno. Para nosotros los creyentes, esta verdad es el
corazón de nuestra fe y nuestra esperanza eterna. Hoy veremos cuatro aspectos
fundamentales de la resurrección de Cristo que nos muestran su triunfo sobre la
muerte y el beneficio eterno que eso significa para nosotros.2
recordemos que después de haber sido arrestado, juzgado injustamente y azotado sin
piedad, Jesús fue crucificado y entregó su espíritu. Sus últimas palabras en la cruz
fueron: “Consumado es.” (Juan 19:30).
En ese momento, el velo del templo se rasgó de arriba abajo, los cielos se oscurecieron
y la tierra tembló. El Cordero de Dios había sido sacrificado por los pecados del mundo,
cumpliendo lo que Isaías profetizó siglos antes:
! " # $ % & “5 Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados.
El castigo que nos trajo paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros
sanados.” (Isaías 53:5).
A los ojos del mundo, parecía que todo había terminado. Los discípulos estaban
desconsolados. El cuerpo de Jesús fue puesto en una tumba sellada y custodiada por
soldados romanos. Pero lo que el enemigo pensó que era una derrota, Dios lo había
planeado como una gloriosa victoria.
Y contrario a todo ese sentimiento de derrota y tristeza que llenaba el corazón
de sus seguidores, ocurre el gran milagro.
Veamos este video que dramatiza el maravilloso evento de la resurrección:
La Resurrección:
• https://youtu.be/x2KNSq5AFss
• https://youtu.be/81HTK5IMLUk
Esto que acabamos de ver, esta registrado en el libro de Mateo 28:1-8 que dice:
1 Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María
Magdalena y la otra María para ver el sepulcro. 2 Y he aquí, hubo un gran terremoto;
porque el ángel del Señor descendió del cielo, y al llegar removió la piedra y se sentó
sobre ella. 3 Su aspecto era como un relámpago, y su vestidura era blanca como la
nieve. 4 Los guardias temblaron por miedo de él y quedaron como muertos. 5 Y
respondiendo el ángel dijo a las mujeres:
—No teman, porque sé que buscan a Jesús, quien fue crucificado. 6 No está aquí,
porque ha resucitado, así como dijo. Vengan, vean el lugar donde estaba puesto.
7 Vayan de prisa y digan a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos. He
aquí va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán. He aquí se los he dicho.
8 Entonces ellas salieron a toda prisa del sepulcro con temor y gran gozo, y corrieron
a dar las nuevas a sus discípulos. 9 Y he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo:3
—¡Les saludo! Y acercándose ellas, abrazaron sus pies y lo adoraron. 10 Entonces
Jesús les dijo:
—No teman. Vayan, den las noticias a mis hermanos, para que vayan a Galilea. Allí
me verán.
EL AMANECER DE LA ESPERANZA
Dice allí en el verso 1:
“Después del día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron
María Magdalena y la otra María para ver el sepulcro.” (v.1)
Lo que estas mujeres esperaban encontrar era un cuerpo sin vida, pero en cambio
presenciaron el evento más impactante de la historia humana.
¡Un ángel bajó del cielo, removió la piedra, y con voz firme les anunció:*
! " # $ % & “5 Y respondiendo el ángel dijo a las mujeres:
—No teman, porque sé que buscan a Jesús, quien fue crucificado. 6 No está aquí,
porque ha resucitado, así como dijo. Vengan, vean el lugar donde estaba puesto.”
(Mateo 28:5-6)
¡Él lo había dicho, y lo cumplió! La tumba vacía no es símbolo de ausencia, sino de
presencia gloriosa y viva.
Estas mujeres fueron las primeras en escuchar las buenas nuevas: ¡Jesús está vivo! Y
salieron corriendo con temor y gran gozo a anunciarlo.
La Resurrección: Victoria Garantizada y Esperanza Eterna
Veamos esos cuatro aspectos fundamentales de la significancia de la resurrección
de Cristo:
1. La Resurrección como Victoria Sobre la Muerte
La resurrección no fue solo un milagro, fue el sello de la redención, la prueba del poder
de Dios y la señal de nuestra futura resurrección. Como dice el apóstol Pablo:
! " # $ % & “20 Pero ahora, Cristo sí ha resucitado de entre los muertos, como primicias de
los que durmieron. 21 Puesto que la muerte entró por medio de un hombre,
también por medio de un hombre ha venido la resurrección de los muertos.
22 Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán
vivificados.” (1 Corintios 15:20-22)4
Esto significa que, así como Jesús venció la muerte, nosotros también venceremos.
La muerte ya no es un final para el creyente, es una puerta hacia la gloria. La tumba no
es nuestro destino, ¡el cielo sí lo es! Un día, todos los redimidos, todos los que han
creído, resucitaremos.
2 Timoteo 1:10
"... 10 y ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Cristo
Jesús. Él anuló la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del
evangelio."
Jesús no solo murió, Él venció a la muerte. Su tumba vacía es prueba de que la
muerte no tiene la última palabra.
La muerte, que entró por el pecado, fue derrotada por la obediencia perfecta del Hijo de
Dios.
La resurrección de Jesucristo es una victoria importante sobre la muerte, porque
prueba Su carácter sin pecado y Su naturaleza divina. Las Escrituras decían que el
"Santo" de Dios nunca vería corrupción (Salmo 16:10), y Jesús nunca vio corrupción, ni
siquiera después de Su muerte (ver Hechos 13:32-37). Fue sobre la base de la
resurrección de Cristo que Pablo predicó: " 38 »….. por medio de él se les anuncia el
perdón de pecados. 39 Y de todo lo que por la ley de Moisés no pudieron ser justificados,
en él es justificado todo aquel que cree”." (Hechos 13: 38-39).
La resurrección de Jesucristo no es sólo la validación suprema de Su deidad; también
valida las profecías del Antiguo Testamento que predijeron el sufrimiento y la
resurrección de Jesús (ver Hechos 17:2-3). La resurrección de Cristo también autentificó
Sus propias afirmaciones de que resucitaría al tercer día (Marcos 8:31; 9:31; 10:34).
Nosotros que creemos en Jesucristo, experimentaremos personalmente la resurrección
porque, teniendo la vida que Jesús nos da, hemos vencido a la muerte.
Con la victoria de Cristo sobre la muerte en su resurrección ya es imposible que la
muerte gane (1 Corintios 15:53-57). Gloria a Dios!
2. La Resurrección como Garantía de Nuestra Resurrección
Texto: Romanos 8:11
" 11 Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos mora en
ustedes, el que resucitó a Cristo de entre los muertos también les dará vida a sus
cuerpos mortales mediante su Espíritu que mora en ustedes.”
Cristo es las primicias, el primero de una gran cosecha de resucitados.
Así como Él resucitó, nosotros también resucitaremos.
Su resurrección no fue aislada, sino el inicio de un plan eterno para levantar a
todos los que creen en Él.5
Aplicación:
Para el creyente, la muerte ya no es un final, sino una transición a la vida eterna.
Muy pronto, en el momento indicado ocurrirá el momento esperado. El Señor en la cena
de pascua, hizo una promesa: Y es que un día celebraremos una grandiosa cena en el
cielo. Allí nos encontraremos en el gran banquete celestial: las bodas del Cordero
(Apocalipsis 19:7-9).
7 Gocémonos, alegrémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del
Cordero, y su novia se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de
lino fino, resplandeciente y limpio”.
Porque el lino fino es los actos justos de los santos. 9 El ángel me dijo: “Escribe:
Bienaventurados los que han sido llamados a la cena de las bodas del Cordero”.
Me dijo además: “Estas son palabras verdaderas de Dios”.
Aplicación: Para la gente que no tiene a Cristo, y no conoce de estas promesas, la
muerte es el final de todo. Pero para nosotros, es apenas el principio. Es cierto que la
muerte produce dolor y tristeza para que los que quedan. Pero si tenemos a Cristo,
debemos pasar ese dolor, con la esperanza de la resurrección. No debemos temer la
muerte si estamos en Cristo. Él la venció por nosotros.
3. La Resurrección como Prueba del Poder de Dios
La resurrección de Jesucristo, testifica del inmenso poder de Dios mismo. Creer en la
resurrección es creer en Dios. Si Dios existe, y si Él creó el universo y tiene poder sobre
él, entonces Él tiene el poder de levantar a los muertos. Si Él no tiene tal poder, Él no es
un Dios digno de nuestra fe y adoración. Sólo Él, quien creó la vida, puede resucitar después de la muerte. Sólo Él puede revertir la atrocidad que es la muerte misma, y
sólo Él puede quitar el aguijón que es la muerte y dar la victoria sobre la muerte eterna
(1 Corintios 15:54-55). Al resucitar a Jesús de la tumba, Dios nos recuerda Su absoluta
soberanía sobre la vida y la muerte.
Efesios 1:19-20, dice:
"... 19 y cuál la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros los que
creemos, conforme a la operación del dominio de su fuerza. 20 Dios la ejerció en
Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su diestra en los
lugares celestiales..."
Dios mostró su poder al levantar a Jesús de entre los muertos. Ese mismo poder está
disponible para nosotros hoy: para transformar vidas, romper cadenas, sanar
heridas, y darnos una vida nueva.6
Aplicación: No hay situación imposible si ese poder está obrando en nosotros. ¡El
mismo poder que resucitó a Jesús vive en ti!
4. La Resurrección como Fundación de Nuestra Fe y
Salvación
La resurrección de Jesucristo valida quién Jesús afirmó ser, es decir, el Hijo de Dios y
Mesías. Según Jesús, Su resurrección fue la "señal del cielo" que autentificó Su
ministerio (Mateo 16:1-4). La resurrección de Jesucristo, atestiguada por cientos de
testigos oculares (1 Corintios 15:3-8), provee una prueba irrefutable de que Él es el
Salvador del mundo. Y atestigua lo que el dijo ser en Juan 14:6
6 Jesús le dijo:—Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino
por mí.
Por eso, para ir al cielo, y hacer de que nuestros nombres sean inscritos en el libro de la
vida, tiene que haber un momento de nuestra existencia en donde hagamos la confesión
de fe, que nos muestra el apóstol Pablo en:
Romanos 10:9
9 …. si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y si crees en tu corazón que
Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo."
La resurrección no es un detalle doctrinal: es el corazón del evangelio.
Si Cristo no resucitó, como dice Pablo, nuestra fe sería en vano (1 Cor. 15:13-21).
13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo ha resucitado. 14 Y si
Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación; vana también es la fe de
ustedes. 15 Y aun somos hallados falsos testigos de Dios, porque hemos atestiguado
de Dios que resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si se toma por sentado que los
muertos no resucitan. 16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha
resucitado; 17 y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es inútil; todavía están
en sus pecados. 18 En tal caso, también los que han dormido en Cristo han perecido.
19 ¡Si solo en esta vida hemos tenido esperanza en Cristo, somos los más miserables
de todos los hombres!.
20 Pero ahora, Cristo sí ha resucitado de entre los muertos, como primicias de los
que durmieron. 21 Puesto que la muerte entró por medio de un hombre, también
por medio de un hombre ha venido la resurrección de los muertos. 22 Porque así
como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.
Si Jesucristo no resucitó, entonces tampoco tenemos esperanza de que nosotros
resucitaremos. De hecho, aparte de la resurrección de Cristo, no tenemos ningún
Salvador, ninguna salvación, y ninguna esperanza de vida eterna. Como dijo Pablo,
nuestra fe sería "vana", el evangelio sería totalmente impotente, y nuestros pecados
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permanecerían imperdonables.
Jesús dijo en Juan 11:25,
—Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. 26 Y
todo aquel que vive y cree en mí no morirá para siempre.
Y en esa declaración afirmó ser la fuente de ambas.
No hay resurrección aparte de Cristo, no hay vida eterna. Jesús hace más que dar vida;
Él es vida, y por eso la muerte no tiene poder sobre Él. Jesús confiere Su vida a los que
confían en Él, para que podamos compartir Su triunfo sobre la muerte (1 Juan 5:11-12).
Estando Cristo vivo, nuestra fe tiene sentido, nuestra salvación es segura, y
nuestra esperanza es viva. Gloria a Dios!
Debemos creer con todo el corazón en el Cristo resucitado. Esto no solo es historia, es
poder transformador hoy.
Amada iglesia, no importa cuán oscuro parezca el panorama, Jesús venció la
oscuridad más profunda: la muerte misma. Y si Él vive, tú también vivirás. Si Él
resucitó, tú también resucitarás.
La resurrección no es solo un mensaje para esta época, es la verdad que sostiene
nuestra fe todos los días.
La resurrección de Cristo lo cambió todo.
• Venció la muerte.
• Nos dio vida eterna.
• Nos asegura que también resucitaremos.
• Y nos permite vivir con poder, fe y esperanza.
Así que vive con esperanza, camina con fe, y recuerda: ¡La tumba está vacía y tu
futuro está lleno de gloria!8
Invitación final:
Si aún no has confiado en Jesús, hoy es el día. El Cristo resucitado te llama a una vida
nueva.
Y si ya eres creyente, recuerda: ¡la tumba está vacía y tu futuro está lleno de
gloria!.
Hoy es día de Salvación. Mañana puede ser tarde. Nadie tiene la vida asegurada. Hoy es
el día de salvación. Cristo no vino a salvar a los muertos sino a los vivos. No existe ninguna
enseñanza en la biblia que indique que podemos ser salvos después de la muerte. La misa
a los muertos, para sacar almas en pena del purgatorio, es una doctrina de demonios para
adormecernos y tranquilizarnos de vivir en pecado y hacer que otros paguen misas para
sacarnos de un lugar intermedio. En Lucas 16:19 se no habla de dos lugares al que son
enviadas nuestras almas al morir: Al Hades (infierno), y al seno de Abraham, que es el
paraíso. El Hades es una prisión infernal en donde nuestra alma será encarcelada, hasta
eldía del Juicio cuando será lanzada al lago de fuego, junto al diablo y sus ángeles.
El paraíso, es el mismo lugar que Jesucristo le prometió al ladrón arrepentido en la cruz,
cuando Cristo le dijo: Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso (Lucas 23:43).
Levanta tu mano si hoy quieres recibir a Cristo en el corazón. Repite conmigo ésta oración
de fe:
Padre Celestial, En este momento reconozco que soy pecador y que te he fallado. Te
pido perdón por todas mis culpas. Yo creo que el Señor Jesucristo murió por mi en la cruz
y que su sangre preciosa me limpia de todo mi pecado. Por fe, en este momento recibo al
Señor Jesucristo en mi corazón como mi único y suficiente salvador personal. Confío que
tu me darás la salvación de mi alma.
Quiero que seas mi Señor y mi Dios. Ayúdame Señor a hacer tu voluntad cada día. Te
pido que escribas mi nombre en el libro de la vida. Te doy gracias en el nombre del Señor
Jesucristo de Nazareth, Amén.
Canto de Ministración: Hay Poder: https://youtu.be/9rtZyrYvb3g9
ORACIÓN FINAL:
Padre celestial, te damos gracias con profundo amor y reverencia por el inmenso regalo
de tu gracia. Gracias por haber entregado a tu Hijo amado, Jesucristo, para morir en
nuestro lugar en la cruz del Calvario. No lo hiciste por obligación, sino por amor eterno, y
hoy, como hijos tuyos, nos postramos con gratitud ante Ti.
Gracias porque la muerte no tuvo poder sobre Él. Gracias porque la tumba está vacía y
porque, como dice tu Palabra en Juan 11:25, “Yo soy la resurrección y la vida; el que
cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”. Esa es nuestra esperanza viva, Señor. Esa es la
promesa que nos sostiene, que un día también nosotros resucitaremos para estar contigo
en gloria, donde no habrá más llanto, ni dolor, ni muerte.
Hoy, Señor, nos unimos a las palabras del salmista y proclamamos con gozo:
“Te alabaré, oh Señor, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas. Me
alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo” (Salmo 9:1-2).
Porque has hecho maravillas, porque venciste a la muerte, porque nos diste vida, porque
nos llenaste de esperanza.
Padre, que nunca dejemos de vivir a la luz de esta victoria. Que cada día recordemos que
la resurrección de Cristo no es solo historia pasada, sino poder presente y esperanza
futura. Que vivamos con la mirada puesta en la eternidad y el corazón lleno de alabanza.
Todo esto lo oramos en el glorioso nombre de Jesucristo, nuestro Salvador resucitado.
Amén.
Predicado por Carlos Ospinal
Abril 20 202410
Devocional: ¡Venció la Muerte y Nos Dió Vida!
Texto Base: 1 Corintios 15:20-22
El domingo pasado recordamos cuatro verdades gloriosas:
Cristo venció la muerte, garantizó nuestra resurrección, mostró el poder de Dios y
cimentó nuestra fe.
Hoy quiero recordarte que la resurrección de Cristo no fue solo un milagro
impresionante, sino la victoria definitiva sobre la muerte. Jesús, al resucitar, rompió el
poder de la muerte y nos dio acceso a la vida eterna. La muerte, que parecía un final, se
convierte para nosotros en una transición hacia la presencia de Dios.
En Jerusalén hay una tumba vacía que millones visitan cada año. No por quien está
dentro, sino por quien ya no está. Esa tumba vacía es el testimonio más poderoso de la
victoria de Cristo sobre la muerte.
Anécdota:
Hace algunos años, se conoció de una hermana en la fe que había perdido a su esposo
en un accidente. Estaba destrozada, pero, al poco tiempo, ella compartió algo que
sorprendió a todos: "Aunque siento dolor, sé que él está con Jesús, y yo también voy a
resucitar". Esa certeza, esa esperanza viva, proviene de saber que Cristo resucitó
primero, y por Él, nosotros también viviremos.
Dice la palabra en:
1 Corintios 15:22 – “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos
serán vivificados.”
Esa es nuestra esperanza: ¡Viviremos con Él! Como cuando un niño, al ver una tumba
abierta en el cementerio, le dijo a su padre: “Mira papá, esa persona ya se fue con
Jesús.” Qué fe tan sencilla… pero tan verdadera.
Oración:
Amantísimo Padre, gracias porque la resurrección de Cristo no solo venció la muerte,
sino que nos dio la esperanza de una vida eterna contigo. Ayúdanos a vivir sin temor,
sabiendo que la muerte no es el final, sino el comienzo de una nueva eternidad. En el
nombre de Jesús de Nazareth Oramos, amén.